Según datos de la Organización Mundial de la Salud, los casos de cáncer de piel están creciendo más rápido que cualquier otro tipo. En todo el mundo, cada año se diagnostican 132.000 melanomas y 3 millones de casos de cáncer de piel no melanoma. Sin embargo, también es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico. Por ello, los dermatólogos insisten en la importancia de aplicar medidas de prevención, como una adecuada protección solar y una buena vigilancia de la piel para detectar a tiempo aquellos lunares o manchas que puedan resultar sospechosos. 

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Aprende a vigilar tus lunares

La autoexploración de la piel es un método importante a la hora de diagnosticar lo antes posible un cáncer; ya que, al ser un órgano superficial, es más fácil poder detectar cualquier anomalía.

Características del Melanoma

¿Cuál es el objetivo de la autoexploración?


El objetivo de la autoexploración cutánea es que cada persona conozca las características de su piel, de manera que, ante cualquier cambio, acuda al médico para que realice el diagnóstico y tratamiento más adecuados. Los cambios pueden ser tanto la aparición de una nueva lesión (lunar, mancha, costra…) como variaciones de una ya existente (un lunar que cambia de forma, tamaño, color…).

Características del melanoma


El aspecto de las lesiones que pueden presentar los cánceres de piel es muy variado. En el caso de los carcinomas, destacan la aparición de manchas (generalmente rojizas) que pueden descamarse y sangrar, nódulos (elevaciones o prominencias redondeadas en la piel) y úlceras que no cicatrizan.  En los melanomas las características que presentan las lesiones con mayor frecuencia vienen determinadas por la regla del A, B, C, D. 

A: Asimetría
B: Bordes irregulares y con picos.
C: Color variado, no homogéneo. Por ejemplo: del marrón claro al negro.
D: Diámetro mayor de 6 mm.
E: Evolución. Cambio de aspecto en cuanto a tamaño, color o espesor. 
 
Ante cualquier lesión que presente alguna de estas características debe consultar con el dermatólogo a la mayor brevedad. En el caso, por ejemplo, de tener un número significativo de lunares (hablamos de 100) hay que pasar revisiones periódicas con el especialista.

¿En qué debes fijarte en la autoexploración?

Lo recomendable es explorar tu piel una vez al mes sin olvidar ninguna parte del cuerpo; incluido el cuero cabelludo. La habitación donde lo hagas debe estar bien iluminada, y tener una temperatura adecuada que te permita estar desnuda. También es necesario disponer de un espejo de cuerpo entero, uno de mano, una silla y un taburete.

  • Examina tu rostro: fíjate en nariz, labios, boca y también detrás de las orejas. 
  • Frente al espejo, visualiza la parte anterior del tórax, abdomen, región pélvica y piernas, brazos y antebrazos, manos, espacios interdigitales y uñas. Inspeccione también la cara y cuello, parte posterior de los codos y antebrazos, axilas, y debajo de las mamas. 
  • De espaldas al espejo de cuerpo entero y con la ayuda del espejo de mano, inspecciona la parte posterior del cuerpo: cuello (no olvidando las orejas), hombros, parte superior e inferior de la espalda, glúteos y piernas.
  • Revisa también tus manos, las palmas, el dorso y también entre los dedos.
  • Siéntate con los pies apoyados en un taburete y, con el espejo de mano observa la zona genital, y los laterales de las piernas hasta los tobillos. Continúa inspeccionando los pies (planta y dorso), dedos, espacios interdigitales y uñas.  
  • Como punto final de la exploración, procede a examinar el cuero cabelludo. Para ello, colócate frente al espejo y ayúdate de un secador de pelo. Si algún familiar o amigo puede ayudarte, te facilitará la labor. 

La piel tiene memoria: ¡ojo a las quemaduras!

Nunca olvides que la piel tiene memoria y que las quemaduras provocadas por el sol son lesiones agresivas que, de manera reiterada y a largo plazo (20-30 años), pueden derivar en un cáncer. “Sin embargo, cabe matizar que, aunque la lesión más visible es la quemadura solar, no hace falta que se llegue a tener una quemadura para que los rayos UV del sol generen daños en el ADN y puedan producir posteriormente un cáncer de piel. La lesión más importante no se ve a simple vista, aunque se produzca a nivel molecular”, explica Santiago Méndez, médico de Infocáncer, el servicio telefónico gratuito de atención de la AECC para atender cuestiones relacionadas con el cáncer.

Buenos hábitos en la exposición al sol

Por ello, unos buenos hábitos de exposición al sol desde la infancia son claves: 

  • Usa ropa y complementos adecuados para proteger la piel. Idealmente se recomienda el uso de colores oscuros, mangas largas, gorras, sombrillas y gafas de sol con clasificación UV. También existe ropa con protección solar incorporada.
  • Aplica protección solar todo el año. Recuerda que la quemadura solar puede ocurrir en cualquier momento del año; por lo que es importante utilizar un protector solar no solo en la playa o la piscina. Elige uno de factor alto con cobertura de rayos UVA y UVB. Recuerda que el protector solar empieza a hacer efecto alrededor de media hora después de su aplicación y solo dura 2 o 3 horas. Por último, algo muy importante que no debes olvidar es que estar moreno no protege (equivaldría a un FPS 3-4, es decir nada).
  • No te expongas al sol innecesariamente. Busca la sombra siempre que sea posible y no te expongas al sol en las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 horas). 
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