No todos los pacientes con cáncer pueden tratarse en su ciudad de origen. En muchas ocasiones, los tratamientos que necesitan están en un hospital en otra ciudad o necesitan de pruebas complementarias. Esto supone dos problemas para las familias. El primero, tener que gestionar todo este desplazamiento. El segundo tener que costearlo. Cabe recordar que el 10% de las personas que han sido diagnosticadas de cáncer en España, durante el año 2021, tenían una situación de vulnerabilidad socioeconómica en el momento del diagnóstico. Con el objetivo de ayudar a estas familias surgen los pisos y residencias de acogida para pacientes oncológicos de la Asociación Española contra el Cáncer.

Actualmente, entre residencias y pisos de acogida hay 41 recursos de este tipo en 23 ciudades. Estos están situados en las principales ciudades españolas, especialmente en aquellas que cuentan con hospitales que incluyen, entre sus servicios, oncología pediátrica, oncología médica y oncología radioterápica. Además, 8 de las Sedes Provinciales de la Asociación Española Contra el Cáncer cuentan con acuerdos de colaboración con hoteles, apartamentos y otras entidades para poder cubrir estas necesidades.

¿Qué ofrecen estos pisos?

Estos pisos y residencias ofrecen no solo alojamiento para los enfermos y familiares, sino también acceso a atención psicológica por un equipo de psicólogos especializados en cáncer; atención social por un equipo de trabajadores sociales; apoyo a través del voluntariado; actividades formativas a través del apoyo escolar a los niños; y actividades lúdicas y talleres de animación.

Una red social

Una de las ciudades que más pacientes recibe es sin duda Madrid. Como explica Marta Escudero, responsable de la residencia de la capital, en la residencia siempre se prioriza para las personas que tienen menos recursos, pero cuando el aforo lo permite, acoge a todas las familias posibles. Y es que los pisos no son solo una ayuda económica, también son una ayuda social. “El recurso de residencia no solamente es el alojamiento, también es la posibilidad de apoyarse en los demás residentes. Es salir de tu entorno familiar, a otra ciudad, verte totalmente desconectado, solo, sin red social ni familiar de apoyo. Aquí se benefician de esa red que generan ellos mismos junto a los voluntarios que vienen por las tardes. Creo que es un tema de justicia social”.

Como relata Marta, en muchas ocasiones, el problema no es solo buscar un lugar en el que alojarse, sino aprender a moverse en una nueva ciudad. Para empezar, aprender a manejarse en el transporte público para ir al hospital o conseguir un abono transportes. “Lo que hacemos es gestionar con los voluntarios de la residencia o de acompañamiento para que les enseñen a moverse por Madrid y a ir al hospital”, explica.

De hecho, en un momento tan delicado, cosas que pueden parecer sencillas, se hacen un mundo y contar con gente que está pasando por lo mismo que tú, es un gran punto a favor. “De entrada, sobre todo, es contención emocional, que ellos se sientan seguros. Una vez que llegan aquí, conocen esto, empiezan a estar más tranquilos, a entenderlo todo mucho mejor. Comienza su rutina”.

Tipos de estancias

Respecto a cómo son estas estancias, Marta insiste en que cada caso es diferente. “Los pacientes no solo vienen a recibir tratamiento, también vienen a consultas, pruebas, etc. Hay estancias de un día o de dos meses, pero si es una recuperación de un trasplante puede ser una estancia mucho más larga”.

“El servicio de acogida es un servicio fundamental y yo, personalmente, lo ampliaría”, añade Marta. “El objetivo es que el paciente pueda recibir de la mejor forma posible el tratamiento que mejor se ajusta a su situación clínica”, señala Marta. Para ella, lo más destacado es la relación que se genera entre los pacientes y familiares, que además es incluso intergeneracional. “El apoyo mutuo es como mágico. Ellos dicen que se crea como una familia, es muy difícil de contar, pero se crea un vínculo entre ellos. Es muy bonito. Después, incluso mantienen la relación”.

Entre las condiciones a cumplir, Marta destaca que, si falta espacio, sí se priorizará a las familias con menos recursos, que el paciente siempre debe ir acompañado salvo que cuente con un justificante médico que certifique su autonomía y que, en el caso de familias, solo los menores pueden ir acompañados por dos familiares, pero que no se acoge a la familia completa salvo casos muy concretos.

Diferencias en el código postal

La importancia de estas residencias es que también son un recurso que surge para acabar con las inequidades que viven los pacientes según su código postal.  Como ejemplo, solo en el caso de los pacientes que precisan radioterapia, según el estudio “Acceso al tratamiento de Radioterapia en España” un 6% del total de pacientes se ven en la necesidad de cambiar de domicilio para poder asistir a las sesiones de radioterapia prescritas. Este porcentaje se eleva hasta un 18% en Baleares o un 17% en Canarias. Según los últimos datos disponibles, sabemos que hay unidades en todas las provincias salvo en Ávila, Huesca, Palencia, Segovia, Soria, Teruel y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En estos lugares, los pacientes tienen que hacer largos desplazamientos o buscar alojamiento cerca de su hospital de referencia.

Diferencias entre Comunidades autónomas

No solo se trata de la necesidad de desplazarse, sino también de las diferencias ayudas que reciben o no los pacientes según la comunidad autónoma en la que residan. Según el informe ‘Impacto del Cáncer en España’, actualmente, en 8 Comunidades Autónomas no han revisado la normativa de reembolso de los gastos por traslado para recibir asistencia sanitara: Andalucía (1981), Asturias (2006), Cantabria (2007), Comunidad Valenciana (2010), Galicia (2001), La Rioja (2005), Murcia (2012) y País Vasco (2007). Destaca la situación de Andalucía, que desde el año 1981 no ha revisado la normativa, haciendo inaccesible la información para las personas que necesitan dicho servicio.

De esta forma, prácticamente en todas las Comunidades Autónomas (excepto en Andalucía y en Galicia) se cubren los tres conceptos cuando se trata de traslados a otra CCAA: desplazamiento, alojamiento y manutención. Sin embargo, existen diferencias sustanciales en las cantidades de reembolso. Por otra parte, solo en 9 Comunidades Autónomas (Andalucía, Aragón, Castilla la Mancha, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Baleares) contemplan el reintegro de gastos en una provincia diferente dentro de la misma autonomía, aunque en muchos casos en determinadas casuísticas, no en todos los conceptos y en cantidades diferentes.