El cáncer de páncreas es uno de los tumores más agresivos. Es el responsable del 8,2 % de la mortalidad por cáncer en España, lo que supuso el pasado 2020 un total de 3.058 defunciones, una cifra muy elevada si se tiene en cuenta que no es uno de los cánceres más frecuentes. Según los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el número de nuevos casos de cáncer de páncreas se estimaba en 8.697, y su incidencia sigue aumentando año tras año. 

Disminuir estas altísimas cifras de mortalidad pasa por conseguir un diagnóstico más temprano. Conseguirlo supone todo un reto, sobre todo si tenemos en cuenta que los síntomas del cáncer de páncreas suelen ser inespecíficos y que no suelen presentarse en la fase inicial de la enfermedad. Esto provoca que cuando el paciente acude al especialista, la enfermedad ya está en una fase avanzada.   

Una nueva investigación podría arrojar luz al respecto. Se trata del proyecto dirigido por el Dr. Alfredo Carrato, responsable del Grupo Epidemiología Molecular y Marcadores Predictivos del Cáncer, Área 3 del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS). El mismo ha demostrado que es posible no solo diagnosticar antes en el cáncer de páncreas familiar, sino también pronosticar la evolución de cualquier tipo de cáncer de páncreas a través de un simple análisis de sangre.  

Los doctores Alfredo Carrato y Mariano Barbacid, junto a Marta Puyol, directora de Investigación de la Asociación Española Contra el Cáncer.

Esta investigación se engloba dentro del proyecto coordinado por el Dr. Mariano Barbacid y apoyado desde 2016 con una Ayuda Grupos Coordinados AECC. Los mismos tienen como fin fomentar el trabajo colaborativo entre investigadores con distintos perfiles pero que persiguen un fin común. 

Evolución del adenocarcinoma de páncreas 

En concreto esta investigación está centrada en el adenocarcinoma de páncreas. Se trata de uno de los cánceres más agresivos, siendo su tasa de supervivencia a cinco años de alrededor del 7,2 %.  

Los cánceres exocrinos, es decir, los que se producen cuando las células exocrinas en el páncreas empiezan a crecer fuera de control, son el tipo de cáncer de páncreas más común. Dentro de los mismos, aproximadamente el 95 % son adenocarcinomas. 

Una de sus características es que aproximadamente el 10-15 % de los casos tienen una base hereditaria. Por otra parte, también se sabe que algunos factores, como, por ejemplo, el tabaco y la pancreatitis crónica, pueden incrementar el riesgo de padecerlo.  

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ADN circulante 

Para saber la evolución de este tipo de tumor, los investigadores se han centrado en buscar en la sangre de los pacientes ADN circulante. Es decir, utilizar el mismo como un biomarcador del adenocarcinoma de páncreas. Algo posible gracias a una técnica conocida como biopsia líquida, que permite detectar células o fragmento de ADN del tumor a partir de líquidos del cuerpo como la sangre o la orina. 

Hay que entender que cuando las células tumorales se propagan pueden liberar fracciones de su ADN al torrente sanguíneo. Este es el ADN circulante que, a través de la biopsia líquida, puede analizarse, ya que porta los marcadores genéticos del tumor, y permite conocer una información muy valiosa sobre el mismo para diseñar un tratamiento a la medida.   

La principal conclusión del estudio del Dr. Carrato es que los niveles de este ADN circulante son mayores en pacientes con adenocarcinoma de páncreas. Este hallazgo ha permitido además correlacionar los niveles de ADN circulante con el estado de la enfermedad, estadio y supervivencia, por lo que puede utilizar su análisis para el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad.

Conseguir un tratamiento más personalizado 

Dada la dificultad para obtener muestras de tejido para el estudio del cáncer de páncreas, el resultado supone un avance importante para diagnosticar este tipo de cáncer de una forma poco invasiva.  

Además, permite clasificar cada tumor para así determinar el tratamiento más adecuado en cada caso. No obstante, actualmente, todos los pacientes son tratados por igual, habitualmente con agentes citotóxicos. Este trabajo concluye que existen diferentes subtipos de tumores a nivel genético que podrían allanar el camino hacia un tratamiento personalizado.