El arraigo de la creencia que la ciudadanía de nuestro país tiene sobre la utilidad de las pseudoterapias quedó de manifiesto en un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de 2018. En él se decía que el 53% de los españoles se identifica mucho, bastante o algo, con la afirmación de que las pseudoterapias funcionan y, además, que un tercio de los españoles las han utilizado en alguna ocasión.

El auge de las pseudoterapias durante los últimos años tiene mucho que ver con su difusión a través de publicaciones en páginas web y, sobre todo, gracias a la proliferación de las redes sociales y las plataformas de creación de contenido digital, como es el caso de YouTube. Especialmente significativos son los datos aportados en 2019 por un informe del Colegio de Médicos de Barcelona y del Departamento de Salud y el Consejo Audiovisual de Catalunya. En sus páginas se denunció que al hacer la búsqueda “cura y cáncer” en Youtube, el 74% de los 50 primeros resultados podían “considerarse desinformación en relación con la enfermedad, dado que se trata de vídeos que defienden su tratamiento mediante terapias sin base científica reconocida, susceptibles de ser calificadas de falsas, erróneas o engañosas”.

Sin embargo, no es tan conocido que estas pseudoterapias para el cáncer, que carecen del respaldo de un aval científico, pueden resultar perjudiciales para la salud física y psicológica de los pacientes, muy especialmente en las personas diagnosticadas de cáncer. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer no recomendamos ni avalamos la utilización de este tipo de pseudoterapias que carecen de respaldo científico.

¿Qué son las pseudoterapias?

Las pseudoterapias son una “serie de actividades y conocimientos que no tienen aval científico ni suficientes datos sobre su eficacia y seguridad para el tratamiento de las patologías, en este caso el cáncer, para las que se ofertan”, comenta María Luz Amador, directora médica de la Asociación Española Contra el Cáncer. “Son todo tipo de sustancias, productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria que no tienen soporte en el conocimiento ni evidencia científica que avale su eficacia y seguridad”, añade Carmen Yélamos, psicooncóloga y coordinadora nacional de Programas de Atención Psicológica de la Asociación Española Contra el Cáncer.

“Promueven la idea de la curación, prevención o mejoría de la sintomatología a través de distintos procedimientos, pero su efectividad no ha sido demostrada científicamente y pueden representar un peligro para los pacientes y familiares. Son prácticas que no cuentan con el aval de la comunidad científica, debido a la ausencia de estudios realizados según el método científico y de datos en general, ni la aprobación de las autoridades sanitarias”, explica Carmen Yélamos.

En ocasiones, estas pseudoterapias sí cuentan con estudios de apariencia científica, pero estos no están realizados siguiendo una metodología adecuada o sus resultados también pueden ser explicados por el efecto placebo o por el transcurso natural de la enfermedad. En ocasiones, puede existir evidencia científica pero es limitada.

Situación de vulnerabilidad

Los pacientes oncológicos se enfrentan a una situación de vulnerabilidad e incertidumbre que puede llevarlos a aferrarse a opciones que ofrecen la curación o la mejora de su estado de salud, a pesar de carecer de una evidencia científica que las respalde.

Las fases de diagnóstico y tratamiento del cáncer, y especialmente en enfermedad avanzada y final de vida, pueden influir a la hora de someterse a estas pseudoterapias. Las personas con enfermedad avanzada y sus familiares también tienen un mayor riesgo de someterse a una pseudoterapia debido a que manifiestan una necesidad de buscar la cura de la enfermedad o de hacer todo lo que esté en su mano para revertir esta situación.

Además, también tienen más riesgo de someterse a pseudoterapias aquellos pacientes de cáncer con problemas de soledad o escaso apoyo social. “Son personas con ganas de mejorar, con necesidad de respuestas trascendentales, con capacidad de compromiso y fáciles de influenciar”, explica Carmen Yélamos.

Por otra parte, comenta Carmen Yélamos, “hay razones que pueden estar más relacionadas con la desconfianza en el equipo médico y la percepción de necesidad de refuerzo del sistema inmune, aumentar la sensación de control sobre la enfermedad y mejorar sintomatología derivada de los tratamientos recibidos. Las ‘fake news’ en redes sociales, la falta de información fiable y contrastada, así como la mala comunicación con sus profesionales son factores de riesgo ”.

Por todo ello, “no hay que estigmatizar ni culpabilizar al paciente. Hay que entender la extrema vulnerabilidad emocional en la que el paciente se encuentra en ese momento y ayudarle a que no haga uso de este tipo de pseudoterapias ”, explica María Luz Amador.

El peligro de las pseudoterapias

La Asociación Española Contra el Cáncer no recomienda ni avala este tipo de metodologías porque promueven la idea de la curación, prevención o mejora de la salud, a través de distintos procedimientos basados en resultados aislados, imprecisos, obtenidos de forma no sistemática y sin contar con aval científico. Creemos que la investigación científica de calidad es la única vía para aumentar la supervivencia en cáncer en los próximos años y es lo único que puede frenar a la enfermedad.

Desde la Asociación también queremos destacar que el peligro de someterse a las pseudoterapias reside en abandonar los tratamientos cuya eficacia está comprobada científicamente o en utilizarlas de manera complementaria, lo que puede ser incompatible con las prescripciones del médico especialista. En ningún caso hay que abandonar el tratamiento prescrito y, en caso de querer utilizar alguna de estas pseudoterapias, los pacientes deben consultar con los profesionales sanitarios y psicológicos para que reciban información fiable y contrastada sobre los posibles efectos negativos que pueden tener sobre su salud.

Además, como explica Carmen Yélamos, “existen algunas pseudoterapias que son peligrosas por sí mismas, no sólo por interacciones e incompatibilidades, sino por efectos negativos potencialmente peligrosos, tanto a nivel físico como en el ámbito psicológico. Algunas se hallan adscritas al área del supuesto origen emocional de la enfermedad”.

Cómo combatir las pseudoterapias

Debido a estos riesgos y peligros potenciales de las pseudoterapias es necesario combatir tanto su popularidad como, especialmente, su difusión a través de páginas webs y redes sociales. Para ello es necesario:

  • Proporcionar al paciente fuentes de información fiable a las que recurrir para resolver las dudas que se le presentan a lo largo del proceso oncológico. Páginas web de referencia con información contrastada como, por ejemplo, la página web de la Asociación Española Contra el Cáncer o la del Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias de la Organización Médica Colegial, donde hay recursos informativos relacionados con todo tipo de pseudoterapias y sus peligros potenciales para la salud.
  • Denunciar las pseudoterapias y combatirlas activamente con la divulgación de información contrastada sobre sus peligros para la salud.

Esta responsabilidad en la lucha contra las pseudoterapias tiene que involucrar no solo a asociaciones de pacientes como la Asociación Española Contra el Cáncer, también a los profesionales sanitarios. Un buen ejemplo de esta implicación colectiva es el reciente seminario online ‘Pseudoterapias y cáncer: Una amenaza para el paciente’, que ha organizado la Organización Médica Colegial (OMC) y en el que han participado la Asociación Española Contra el Cáncer, Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO).

No te pierdas el vídeo completo del seminario online ‘Pseudoterapias y cáncer: Una amenaza para el paciente’ con las reflexiones de este grupo de profesionales sobre las pseudoterapias y sus peligros para las personas diagnosticadas de cáncer.